El presidente de Israel, Jaim Herzog, visitó aquella jornada la Expo 92 y expresó su <<fervorosa esperanza>> de que el pabellón de su país mostrara al visitante el futuro de paz del pueblo hebreo. Acompañado por su esposa y el comisario de la Expo, Emilio Cassinello, conoció diversas instalaciones del recinto.
Jaim Herzog concluyó aquel día su gira por España con la visita efectuada por la mañana al recinto de la Expo 92, donde conoció de primera mano distintos detalles del pabellón de su país y de las instalaciones de la Expo.
Herzog estuvo primero en el Pabellón de España y posteriormente se dirigió al de Israel, que estuvo situado entre los de Portugal y la India.
Tras realizar la <<mezuzá>> o bendición de una nueva casa a la entrada del edificio presenció el espectáculo audiovisual, que fue la principal atracción del mismo. El comisario del pabellón, Albert Benabou, explicó a Herzog los detalles de las imágenes y le ofreció el libro de honor para que firmara en él.
De gran sencillez, este pabellón tuvo como único adorno un grupo escultórico de unos niños jugando situado bajo unas palmeras doradas. Lo demás lo componían una serie de telones que colgaban del techo y que servían junto a las paredes de pantallas de proyección de las 3.586 diapositivas que a través de 65 proyectores se mostraron al público durante los seis meses de la Muestra Universal.
Con una excelente ambientación musical, Herzog pudo contemplar escenas de la historia del pueblo judío, desde la génesis hasta los acuerdos de paz de Camp David, con fotos de Jimmy Carter y el ex primer ministro Menahem Beguin. También se mostraron las relaciones con España mediante fotografías de Felipe González con los líderes israelíes, los productos agrícolas más importantes de la tierra como las naranjas y los aguacates, y la modernización que se había operado en el país y sus gentes.
Finalmente tras la salida del presidente israelí del pabellón no quiso responder a ninguna pregunta política sobre su país y dijo que la Expo de Sevilla será la más bonita de las que se habían hecho en el mundo y que servirá de carta de presentación de la nueva España ante el resto de países del mundo.
Un día antes de su visita al recinto de la Expo 92, por la tarde, Herzog asistió en Sevilla a la inauguración del Monumento a la Tolerancia obra del escultor Eduardo Chillida y que se encuentra instalada en el muelle de la Sal, junto al paseo de Colón, el puente de Triana y el río Guadalquivir. El presidente israelí aseguraría que deseaba «tener la llave que abra de nuevo las relaciones entre España e Israel, país que se, esfuerza por lograr la paz y la convivencia». Herzog, a quien el alcalde de la ciudad, el andalucista Alejandro Rojas-Marcos, regaló una réplica de la llave hebrea del siglo XIII de la ciudad.