Aquella jornada se celebró el Día Nacional de la República de Ecuador en la Isla de la Cartuja.
Ecuador mostró en la Expo 92, sus costumbres y su nacionalidad desde tiempos anteriores al Descubrimiento de América. Para ello, Ecuador había traído una selección de cerámicas originales, y piezas de oro precolombino, algunas de las cuales fueron la primera vez que se exhibieron, junto a la Custodia de la Catedral de Quito y una muestra de pintura contemporánea.
Los contenidos del Pabellón de Ecuador se centraron en tres épocas: el mundo precolombino, las joyas de la colonia y una exposición de pintura contemporánea que abarcaba corrientes como el puntillismo, el expresionismo o el neofigurativismo. Una simbiosis entre el pasado y el presente, que mostró 6.000 años de sensibilidad.
El 80 por ciento de las piezas que se expusieron fueron la primera vez que salieron del país.
La promoción del turismo, la conservación de las especies en las Islas Galápagos y una tienda de artesanía, donde podía adquirirse el típico sombrero de Montecristi, todo esto y mucho más conformaba la participación ecuatoriana en la Exposición Universal de Sevilla.
Bajo el lema <<Ecuador, una síntesis del mundo en los Andes>>, los contenidos del pabellón reflejaron el esfuerzo de un país con escasos medios económicos, por estar presente en la Exposición Universal. El sincretismo de culturas quedó patente con una selección muy lograda de los más representativo de cada tendencia.
En la antesala del pabellón un grupo escultórico compuesto por indígenas de la serranía ecuatoriana reflejaba la voluntad de sobrevivir de estos pueblos y la simbiosis cultural. Estas figuras representaron al músico; al cabeza de diablo, que simbolizó la dualidad andina; el danzante, que representó la riqueza del viejo cacique o el <<azuchico>>, cargado de campanas para ahuyentar a los malos espíritus.
A la entrada se encontraban <<Los Señores o Gigantes de Bahía, una de las representaciones escultóricas primitivas que más misterio entraña. Son retratos de señores de rango que datan del 200 al 700 d.C. Fueron descubiertos hace setenta y cinco años, cuando un maremoto ocurrido al norte del país dejó al descubierto un despliegue de figuras ubicadas en fila y mirando hacia el mar.
La <<sala de los descubrimientos>> ofrecía una panorámica de la metalurgia y la cerámica precolombina. El delicado trabajo del oro y las representaciones de los objetos de cerámica permitieron comprender el alto nivel alcanzado por culturas como la <<chorrera>>, <<Valdivia>>, <<bahía>> o <<manteña>>.
La zona dedicada a la cerámica expuso objetos relacionados con la navegación, los animales, los frutos, representaciones antropomórficas y escenas de la vida cotidiana.
La siguiente sala, denominada <<Las joyas de la colonia>> tenía como contenido más destacado la muestra de platería del siglo XVII. La pieza central es la Custodia de la Catedral de Quito, correspondiente al barroco criollo. En su composición se emplearon 25 kilos de oro y plata y un total de 1.600 esmeraldas.
La plástica contemporánea ecuatoriana expresó el devenir de la pintura desde la primera corriente de afirmación nacional; el indigenismo de los años 40. Esta corriente pictórica fue una forma de expresionismo donde el indígena deja de ser un objeto para convertirse en el sujeto de la obra y donde quedaba reflejada su problemática, con tintes marcadamente dramáticos.
A la salida del pabellón de Ecuador podía contemplarse una muestra del arte plumario de las tribus del Amazonas y ornamentos utilizados hasta hace unos setenta años aproximadamente.