Tal día como hoy 5 de Mayo del año 1992, como si del real de la feria se tratara, la empresa Ever Flora, que tenía la exclusiva de venta de flor cortada en el recinto, podía vender sus productos en cualquier punto de la Isla de la Cartuja sin tener que limitarse a las veintidós zonas pactadas en un principio para ello.
La sociedad con capital hispano-francés, firmó un acuerdo con la organizadora en virtud del cual la Expo le autorizaba comercializar sus artículos por todo el recinto.
El programa aprobado, <<Las gitanas de la Expo>>, fue la iniciativa de Ever Flora en la que propusieron que sus trabajadoras trabajaran además de los veintidós puntos de venta pactados con la Expo, dos kioskos en la Avenida de Europa y veinte coches de caballos en zonas delimitadas, paseándose por la isla y ofreciéndole flores a todos los visitantes.
La idea que tenían, según su director general de la entidad, fue vender flores en cualquier sitio, uno de sus objetivos fue suavizar las colas y que sus trabajadoras dieran alegría, con su belleza y sus trajes de gitana, a la espera más aburrida, aprovechando los visitantes la ocasión para comprar sus productos.
En palabras del director general de Ever Flora aquella jornada, <<Creemos que este momento es propicio para que el público atienda a nuestras vendedoras con más tranquilidad que cuando les ofrecen flores por la calle.
Desde aquel 5 de mayo las vendedoras ataviadas con traje de flamenca estaban autorizadas a desplazarse por todo el recinto vendiendo sus productos, aunque no podían entrar en los edificios o pabellones.
Finalmente la empresa Ever Flora quebró a los dos meses en Agosto de 1992 ante la falta de expectativas económicas, la empresa concesionaria que tenia la exclusiva de venta de flor cortada en el recinto, despidió a primeros de agosto de aquel año a los últimos cuarenta y siete trabajadores.
