Rocío Jurado dio aquella noche toda una lección de maestría, de saber estar en un escenario, demostrando con creces que era una artista de talla Internacional. La chipionera encandiló al público que llenaba hasta la bandera el auditorio de la Expo’92 en la Isla de la Cartuja en su jornada inaugural aquel 6 de septiembre de 1991.
Aquella jornada quedaría inaugurado oficialmente este gran foro del espectáculo que se vistió de gala con una mujer andaluza que hizo vibrar a los espectadores durante más de dos horas cantando desde tanguillos de Cádiz a fandangos de Huelva, pasando por una emocionante saeta, coplas o una melodía en inglés, de esta manera millones de espectadores fueron testigos, a través de televisión, de la consagración de Rocío Jurado en Sevilla, en una noche apoteósica, la noche de la inauguración del Auditorio de la Expo’92 de la Isla de la Cartuja, hoy Auditorio Rocío Jurado en honor a la artista chipionera.
Rocío Jurado vistió de gala Sevilla en una noche de esplendor, en la que la luz, el piano, la guitarra y su poderosa y bella voz se hicieron dueños del Auditorio de la Isla de la Cartuja, donde el público ovacionó hasta el infinito a esta mujer andaluza, que amante de Sevilla, llevaba su Chipiona natal en el alma.
La inauguración oficial de uno de uno de los mayores auditorios del mundo por aquellos años no pudo haber sido de otra manera. Rocío supo mostrar, como siempre, su grandioso arte en el escenario, en el que se erigió como una diosa-reina, vestida de blanco tras escucharse con ritmos árabes la voz poética de Francisco Valladares, que repitió una y otra vez <<Rocío canta, canta, canta…>>. Y Rocío, de luna blanca, alzó su voz a los cuatro vientos.
El Auditorio quedó convertido en uno de los espacios más solicitados de Expo’92, tanto por la calidad y cantidad de las actuaciones programadas como por la excelente audición ofrecida por su moderno edificio diseñado por el arquitecto Eleuterio Población Knappe.
Así, destacaron las del Ballet de la Opera de París, Opera Musical Which Witch (ópera rock), el Ballet de Cristina Hoyos, la música de Andrew Lloyd Webber, por la Orquesta Filarmónica y el Coro de la Catedral de Liverpool, Azabache… etcétera