El Centro Único de Gestión e Información de la Exposición Universal de Sevilla 1992 recibió aquel 29 de diciembre de 1989 el anteproyecto del pabellón que la Comunidad Autónoma de Andalucía construiría en el recinto de la Muestra en la Isla de la Cartuja.
El pabellón de Andalucía fue la primera comunidad que tramitaba la inscripción oficial del edificio que representaría en la Expo’92.
Durante aquel mes de diciembre de 1989 ya se habían presentado los proyectos de ocho países: Canadá, Australia, Reino Unido, Holanda y Checoslovaquia; y una de las empresas participantes, concretamente Siemens.
La parcela del pabellón de Andalucía se situó en las inmediaciones del lago de España, tiene una superficie total de 2.489 metros cuadrados, de forma rectangular, con unas dimensiones de 64,29 metros de largo por 38,89 de ancho.
Proyectado por el arquitecto sevillano Juan Ruesga Navarro, el edificio desarrolló el lema con el que se presentó al concurso de selección: <<Tradición y Cambio>>. Según las referencias del anteproyecto, el pabellón establece la imagen de una cultura de la modernidad de Andalucía, que se superpone a la cultura existente y que se desarrolla apoyada en ella.
De un gran basamento de mármol blanco, que representa la cultura tradicional, surge un edificio de base elíptica, en piedra arenisca, que representa la cultura elaborada.
Atravesando ambos edificios aparece un cilindro inclinado, revestido en esmalte cerámico azul, que representa el espíritu artístico y científico en evolución. Este cilindro alojó los espacios singulares del edificio, tales como las zonas para espectáculos, exhibiciones, restaurantes y mirador.
En el proyecto presentado durante aquella jornada ya constaba que el pabellón había sido diseñado y pensado prioritariamente para su uso en la Expo’92 y posteriormente permanecería como edificio de carácter público con algún uso institucional.