Aquella jornada estuvo dedicada en la Isla de la Cartuja al Pabellón de la Promesa. Los actos contaron con la presencia del presidente del pabellón de la Promesa Internacional, David Mainse.
Como acto principal de aquel día de honor en la Expo 92 tuvo lugar una lectura integra del Nuevo Testamento iniciado a primera hora de la mañana por el Arzobispo de Sevilla, Monseñor Carlos Amigo Vallejo.
Esta organización internacional gubernamental se fundó en 1986 en Vancouver (Canadá), posteriormente estuvo en Brisbane (Australia) en 1988. Su objetivo fue la difusión del mensaje bíblico mediante el uso de los sistemas audiovisuales más avanzados.
Su actuación se centró en la oportunidad que supuso las Exposiciones Internacionales para difundir el mensaje cristiano. Todas las confesiones cristianas podían formar parte, lo que significó que su mensaje atañe por igual a protestantes, católicos y ortodoxos.
El Pabellón de la Promesa en la Expo tuvo un lugar singular, contó con 1000 voluntarios de 22 países. A la entrada y sobre un escenario, niños de muchos lugares interpretaban canciones variadas que recordaban a los <<boy scouts>>. El recorrido por el pabellón mantuvo un itinerario fijo y dirigido de unos cuarenta minutos de duración.
Cuatro salas formaban el pabellón de la Promesa, las tres primeras formaban un montaje audiovisual y la última estaba realizada para invitar a orar a los visitantes.
Este pabellón se levantó sobre una carpa de dos niveles de construcción que a su vez tenía como base una gran losa de hormigón. Estaba ubicado entre los pabellones de Rumanía y Yugoslavia.
En su inauguración, el presidente de esta organización, David Mainse aludió a la afluencia masiva que este pabellón había tenido en las exposiciones internacionales de Vancouver y Brisbane. No obstante, el éxito no había sido el mismo en la Exposición Universal de Sevilla.