Valencia fue la última comunidad autónoma que celebró su Día de Honor a dos días de la clausura de la Muestra Universal. A lo largo de aquellos seis meses esta región española ofreció lo mejor de su cultura y de su sentir festivo.
Hasta tierras cartujanas llegaron las Hogueras de San Juan, la fiesta de moros y cristianos, el desfile-concierto de moda infantil con la participación de ciento cincuenta niños, el homenaje al rey Jaime I el Conquistador y un macro concierto de viento, por citar únicamente lo más significativo.
Para coronar su presencia en la Expo 92 se realizó aquella jornada su Día de Honor con más de quince horas en las que la diversión y el espectáculo estuvieron servidos. Con grandes fiestas empezaron y con ellas terminaron. Dos pusieron el broche de oro: el concierto escenificado, en la Iglesia del Salvador, de la representación del Misterio de Elche y la <<cremá>> de una falla a orillas del Lago de España.
Monumentos emblemáticos de Sevilla y Valencia constituyeron el remate de la falla que aquella noche aproximadamente sobre la 1 de la madrugada se quemó en las proximidades del pabellón valenciano. Obra del artista José Puche, poseía una altura de trece metros y una anchura de diez. En ella se reflejaron diferentes aspectos de la Expo como sus largas colas de visitantes para acceder a los pabellones o los precios de los restaurantes.
Dos figuras ataviadas con los trajes de saraguey y de flamenca con cabezas representando el Miguelete y la Giralda, formaron el remate de la falla. La mascota de la Exposición Universal, Curro, estuvo también representada en ella.
La carta de presentación del pabellón de la Comunidad Valenciana en Expo 92 fue la proyección de un video de cuatro minutos de duración en la que destacó la visión caleidoscópica de algunos de los rasgos más relevantes de la región. A continuación se pasaba a la única sala que tuvo alusión a pasado valenciano vinculado al Descubrimiento del Nuevo Mundo: Santángel, Alejandro VI, Jorge Juan y las contribuciones valencianas a la navegación y al intercambio de especies vegetales. Todo ello mostrado en unas originales vitrinas en forma de poliedros estrellados.
De la tradición cultural y del pasado al presente y futuro. Un gran mapa de la Comunidad Valenciana señalaba sus características territoriales, sistemas de transportes y equipamiento industrial y turístico, fue la carta de presentación de la nueva sala expositiva, situada en la primera planta del pabellón. En ella, además de mostrarse la realidad demográfica, socioeconómica, política y calidad de vida valenciana, se presentaron algunos proyectos de futuro, el más destacado fue el Museo de las Ciencias.
La siguiente, en la planta baja, estuvo dominada por los juguetes antiguos, una de ellas se componía de réplicas de las que sólo se fabricaban cinco mil piezas de cada modelo. El pabellón ofreció la posibilidad a los visitantes de adquirir algunos de estos juguetes.
La última sala del pabellón estuvo dedicada a las exposiciones temporales. Por ella pasaron desde el inicio de la Expo, <<El inicio en la Comunidad Valenciana>>, <<Artistas en la Mediterrania>>.
Valencia tenía que dejar constancia también en la Muestra Universal de su plato universal: la paella. Cientos de personas se marcharon con el recuerdo de los famosos arroces valencianos en sus distintas especialidades.