La Comunidad de Madrid se vistió de gala para celebrar su Día de Honor en la Expo 92. Para conmemorarlo se habían trasladado hasta Sevilla el presidente de la Comunidad de Madrid, Joaquín Leguina, y el alcalde, José María Álvarez del Manzano.
El pabellón de la comunidad de Madrid, en forma de cubo, daba la sensación de estar inacabado si se observaba exteriormente. La pretensión de los arquitectos José Luis Solans, Pilar Briales y Ricardo del Amo era de ofrecer una imagen sencilla y clara por fuera: sin fronteras exteriores, puertas y ventanas. Y un interior que se iba convirtiendo cada vez más complejo.
El pabellón contó con seis plantas, cada una de ellas con el nombre de una de las estrellas de la constelación de la Osa Menor que configuran la bandera de la Comunidad de Madrid.
Los visitantes, de veinte en veinte, accedían de una planta a otra a través de escaleras convencionales y escaleras mecánicas. Las personas minusválidas y ancianas tenían ascensores.
De la planta baja se pasaba directamente a la segunda, donde se encontraba el primer espacio expositivo, dedicado a las fiestas de dos localidades madrileñas: Pedrezuela y Colmenar Viejo.
Como enlace entre la segunda y la tercera planta se mostró una recopilación de periódicos madrileños bajo el nombre de <<Historia de la Comunidad>>.
La sala de publicaciones, ubicada en la planta tercera, ofrecía cinco obras bibliográficas elaboradas con motivo de la celebración de la Expo: un catálogo del pabellón que contenía 2.800 fotografías de madrileños, <<Los toros de Madrid>>, <<La música de Madrid>>, <<Los artistas de Madrid>> y <<Madrid, región activa>>. En ella, se había instalado un ordenador para todo aquel visitante que deseara informarse sobre alguna cuestión determinada de la capital de España.
Imágenes del Palacio Real de Aranjuez, la Bolsa de Madrid, la Biblioteca del Real Monasterio el Escorial, la Puerta de Velázquez del Museo del Prado, el Palacio Real visto desde el Campo del Moro y el comedor principal del Hotel Palace, invitaban a los visitantes a conocer Madrid. En esta zona situada en la cuarta planta, el público podía conocer la potencialidad turística de la Comunidad de Madrid.
El recorrido continuaba por la exposición de artesanía, donde se mostraba tres piezas que combinaban elementos tradicionales con la vanguardia del diseño.
Antes de abandonar esta planta había que hacer una parada por la sala de proyección del pabellón de la Comunidad de Madrid. Con una capacidad máxima para cien personas, mostraba un trabajo videográfico, de unos quince minutos de duración, en el que se recogía imágenes urbanas de Madrid, la arquitectura más significativa de los municipios de la comunidad e imágenes de la gente madrileña.
Un microscópico procedente del laboratorio de Santiago Ramón y Cajal fue la pieza central de la exposición de la quinta planta del pabellón, dedicada a Madrid y la investigación, donde además se mostraron imágenes de Federico García Lorca, Juan Ramón Jiménez, Antonio Machado, Luis Buñuel, entre otros.
Antes de finalizar el recorrido por este pabellón de la Expo, no podía faltar su visita al restaurante llamado <<Taberna del Alabardero>>. Una de las claves de su éxito fue su estratégica ubicación, más concretamente la de su terraza, con una capacidad para setenta y cinco personas, desde la que se contemplaba de una manera privilegiada el espectáculo del Lago.
