La mayor parte del pabellón del Siglo XV, integrado en el conjunto monumental del Monasterio de la Cartuja, fue utilizado por la Junta de Andalucía desde aquel 20 de Mayo de 1993 como almacén de elementos expositivos y artísticos, el pabellón fue vaciado de su contenido por la Sociedad Estatal para la Expo antes de su entrega a la Consejería de Cultura de la Junta, e incluso se habló de la posibilidad de demolerlo, dado de que se trataba de una construcción realizada exprofeso para la Muestra Universal, aunque se procuró que arquitectónicamente no desentonara en el conjunto del Monasterio de la Cartuja.
La Dirección General de Bienes Culturales de la Junta de Andalucía, cuyo titular en aquel año 1993 fue José Guirao, decidió aprovechar el área de la recepción, decorada por el pintor andaluz Pérez Villalta con una serie de frescos de resonancias mitológicas, a fin de la posibilidad de acoger al público coincidiendo con la apertura del Parque Temático Cartuja el Parque de los Descubrimientos.
El resto del inmueble, fue vaciado por la organizadora de la Expo para poder utilizarlo desde aquella fecha como almacén de elementos expositivos y artísticos al menos durante dos años en un principio, pero finalmente los años pasaron y se quedó como almacén.
La Dirección General de Bienes Culturales decidió esta reutilización tanto por el hecho de que se trataba de un edificio de nueva planta en aquel 1993, sin valor histórico, como por su estructura y amplitud de sótanos, además de la facilidad que presentaba para el paso de grandes camiones.
El pabellón del Siglo XV ofreció al visitante durante la Exposición Universal de Sevilla una visión del mundo en 1492 y del estado de los conocimientos que hicieron posible el descubrimiento de América. Un recorrido a través de la sociedad, la cultura, las concepciones cosmográficas y la mitología, en que se emplearon reproducciones, piezas originales, audiovisuales, actores, robots y toda clase de medios.
Construido en el interior del recinto del monasterio de la Cartuja, se concibió en cuatro áreas diferenciadas tanto en sus contenidos como en su funcionalidad: el jardín, la zona de espera, el espectáculo y la salida, que tuvieron como función desde dulcificar la espera del público hasta recrear el valor simbólico y alegórico de los jardines en el siglo XV, momento en el que se gestaban los modelos europeos clásicos de ornamentación vegetal.
A través de un repertorio de imágenes alegóricas y elementos espectaculares como un gran reloj astronómico, plagado de ventanas de proyección y carruseles de figuras, y un gran mapamundi de la época. El espectáculo fue el componente central del pabellón. Elementos y plantaciones de la época sugirieron al público la transición del mundo medieval al renacentista.