La Sociedad Rioja’92 eligió aquella jornada como mascota de su pabellón un dinosaurio llamado Dino que fue presentado aquella jornada por parte de Emilio Bezares, gerente de dicha Sociedad que fue creada para coordinar todas las actividades de la Comunidad riojana en la Muestra Universal.
La mascota se presentó al público días después, se denominó <<Dino de la Rioja>> un dinosaurio con carácter de cómic que hacía referencia a los importantes yacimientos que existen en la Comunidad riojana de huellas de dinosaurios.
Bezares precisó aquella jornada que las obras del pabellón de la Rioja en la Expo’92 ya había comenzado en aquel mes de Junio de 1991 y que marchaban al ritmo previsto, el pabellón finalizó su construcción en diciembre de ese mismo año.
El pabellón de la Rioja, cuyo proyecto realizado por los arquitectos riojanos Raúl Gonzalo y Julián Torres tenía una superficie útil de 1.726,25 metros cuadrados, distribuidos en un sótano y cuatro plantas, que culminaban con una especia de visera.
Los elementos elegidos para construir el pabellón riojano, en el que se ubicó una bodega, fueron la piedra arenisca, el mármol traslúcido y el cristal.
El edificio del pabellón de la Rioja, tenía una estructura metálica que permitía en un principio que el pabellón fuera reciclado una vez terminada la Exposición Universal, este pabellón se distinguía, según sus arquitectos autores del proyecto, por su sobriedad, claridad y elegancia.
El pabellón estaba basado en la organización abierta, libre y sugerente de los espacios interiores. A la entrada del edificio el visitante se encontraba con un ambiente de sombra y frescor, con una tenue luz tamizada con grandes paños de mármol traslúcido que recordaba las umbrías de la Alta Rioja.